domingo, 8 de agosto de 2010

Nota Noticiosa

Me han preguntado que pasó con el blog, pues bien yo tenía toda la intención de traerlo de vuelta pero no mandaron nada, bueno sí, me llegó un texto y ya. Entonces por eso el blog sigue muerto.... Yo por ahora estoy manejando un nuevo blog, el tercero que intento... pero sí deciden escribir y me llegan por lo menos 10 textos, con gusto abro Plutón de nuevo.
Por ahora vísitenme aquí:

http://manzanitagrunge.blogspot.com/


¡Saludos!

martes, 8 de junio de 2010

¡Plutón Para Planeta vuelve con todo!



Por razones de tiempo, depresión tropical y choques intergalácticos, la fluidez del blog fue interrumpida, pero eso ya es cosa del pasado; por lo que pueden volver a mandar sus textos al mail que ya conocen diemalibu@gmail.com
Les recuerdo la finalidad del blog para quienes sean nuevos:
Porque no todos somos escritores… así es, no todos somos escritores consagrados como García Márquez, Carlos Fuentes o Mario Vargas Llosa. O por lo menos no tenemos un best seller de magos o vampiros que nos saque de pobres. Por ese hecho es muy probable que si deseamos publicar nuestros textos, solamente sean leídos por un número reducido de personas. Tal vez jamás saquemos un libro, pero lo que yo les quiero proponer con este blog es un espacio para que todos aquellos que se crean literatos con potencial o sin él, expongan sus trabajos en Plutón para Planeta.

No se necesita gran cosa para escribir, solamente creatividad, algo de imaginación o hasta un simple momento de inspiración. Tampoco hacen falta palabras rimbombantes para expresarnos (¡claro!, a menos que así lo deseemos), por lo tanto, pueden mandarme sus textos, los cuales verán la luz aquí. Lo que pretendo es hacer un blog colectivo para que más personas tengan acceso a lo que actualmente se escribe en nuestro idioma. De hecho hay cinco categorías en las que pueden participar: cuento, poesía, crónica, debrayes mentales y ensayo. Ya que yo publico cuentos en otro blog, me centraré principalmente en esta nueva categoría llamada ensayo, así además podrán ver que no es cosa de otro mundo escribirlo.
Solamente hay una nueva regla, anteriormente yo corregía la ortografía, esta vez, no lo haré más. Queda a cargo del escritor la gramática, eso sí todos, los textos son publicables excepto aquellos con errores ortográficos garrafales. Porque hasta a mí se me van los acentos de repente o a veces sufro un poco de disgrafía, pero por ejemplo: confundir de hecho con de echo, es demasiado y no lo permitiré. (De preferencia no manden cosas larguísimas como novelas, recuerden que sólo es un blog)

Además por favor, anexen su nombre o pseudónimo así como país de origen y especifiquen la categoría en donde quieran que se ubique su texto. También, si lo desean podrían incluir su mail para que otros les escriban sus opiniones, en fin, eso ya es cuestión de cada quien.
Atentamente
ManzanitaGrunge, Almanzana, Alma Chacón, su administradora o como quieran llamarme.

sábado, 6 de marzo de 2010

Más de Jean Cocteau


"El loco que no parece loco. El loco no es nunca sospechoso. Cuando escribí que Victor Hugo era un loco que se creía Victor Hugo, no bromeaba. El pecado-tipo contra el Espíritu, ¿no consiste en ser espiritual? No era una humorada, era síntesis; el resumen de un estudio que me niego a escribiry que otros escribirán algún día. El papel del poeta no es probar, sino afirmarsin aportar ninguna de las pruebas embarazosas que posee y de las que depende su afirmación. Más adelante, el lento descubrimiento de esas pruebas da al poeta [...]"


Fragmento de: Opio. Diario de una desintoxicación.
y además un poema:


Nocturno


Rosa de invierno ida a otra parte

dime dónde has estado.

Europa, la de varios colores

cambia el lugar de los veranos.


La rosa, de la cual hablo a menudo,

adorna con el ancla y la borla,

a Vénus hecha como una perla

plegado por siempre sus faldas.


Tal compromiso, de carne y espuma,

forma los más extraños nudos

entre peces espinosos

y, Venus, tus palomas emplumadas.


En el boscaje de mis huesos,

en el árbol azul de mis arterias,

mézclense, flores, peces y aves,

tan mal reunidos en la tierra.

*Por cierto la imagen es de Jean con Edith Piaf. Ellos fueron los mejores amigos hasta el día de la muerte de Edith.

Verte más, extrañarte menos.

Te miro, pero no estás
lo que miro es tu reflejo,
como bandera que ondea al viento
difusa
rumores que escuché desde lejos.

Día a día compruebo que el filósofo estaba equivocado
pues te pienso, te pienso, te pienso
pero no estás

Y no he hallado la combinación
para abrir esa barrera
invisible y poderosa como el viento
que me impide llegar a tí,
traerte cual barco de mercader
que llega cargado con cosas valiosas
y cambiarlas por esta inquietud
que me invade incesante.

"Giac
"México, D.F.
mail de contacto: jjfgyc@hotmail.com

“The Black Hole”


Todos los que me conocen saben que mi memoria es muy parecida a un huevo que se cae: todo se concentra en el centro mientras que la periferia, al expandirse, se va diluyendo; o lo que es lo mismo, no retengo mucha información a largo plazo. Esto parecería triste, sobre todo a la hora de recordar mi infancia por ejemplo. Pero no es así; después de todo cuento con la maravillosa perspectiva del ahora (aunque a veces repito preguntas e ideas que ya he expresado con anterioridad ¿cierto Isildur?). A pesar de esto, hay recuerdos que son como las cicatrices: imborrables; y con sólo verlas sabes exactamente cómo y qué sucedió para provocarlas.
Hace un par de semanas comencé a pensar mucho en una película de mi infancia. Lo único que recordaba de ella era un robot situado en la cima de un monte que escrutaba con ojos humanos un valle de sombras y fuego donde gente encapuchada permanecía inmóvil. La imagen me remitía a otras más cercanas: una tarde nublada, un cuarto con las luces encendidas, una puerta cerrada. Curiosamente todas las imágenes se revolvían en los ojos rojizos del robot.
La red es una herramienta poderosa. Sólo tuve que teclear “robot en la cima de un monte” para saber que tal imagen había marcado a varias personas. La película a la que tal escena pertenece se llama The Black Hole, de Disney. Al parecer con la fiebre setentera de Star Wars todos los estudios querían un pedazo del pastel llamado ciencia ficción, y el de Walt no fue la excepción. Sin embargo, The Black hole está más empatada con Odyssey: 2001.
Ayer volví a verla con ojos que llevan a cuestas un poco más de veinte años de imágenes; y, sobre todo, con una mente que, mal que bien, difiere a la del infante que fui alguna vez. Por supuesto la película pierde mucho de su poder ante tal prisma, no obstante la escena final aún me provocó escalofríos. Pero esta vez por una razón distinta. Decía que la peli se empata más con 2001 debido a que busca una aproximación “seria” al género de la ciencia ficción: la trama gira en torno a la obsesión de Dan Holland (renombrado científico y capitán del S.S. Cygnus) que por conocer que hay, o no, en un agujero negro roba la nave que tripulaba para llevar a cabo sus estudios. En media res de tan “simple” idea encontramos a la tripulación del S.S. Palomino que detecta al agujero negro y a la Cygnus próxima a él.
Por supuesto, la tripulación se da a la tarea de investigar a la nave “perdida” y así conoce a Holland y su plan: llevar a Cygnus al agujero e investigar más allá de los confines de éste. El resto de la historia versa en torno al escape de la tripulación del Palomino y las artimañas para evitarlo por parte del Dr. Holland y el robot Maximilian.
El final mezcla fantasía y ciencia: una vez atravesado en el horizonte del agujero negro nada puede escapar, y el Palomino no es la excepción. Sin embargo, contrario a lo que los buenos científicos han comprobado, no hay destrucción total en segundos; en su lugar hay una región extraña. Una lectura podría ser la de un Universo paralelo; pero creo que la idea que propone la película es muy explícita: Infierno.
Infante y adulto tiemblan de nuevo ante los ojos del robot. Ahora sé que es una fusión entre Holland y Maximilian; entre humano y tecnología; una fusión que lo empata con el demonio mismo: el humano en su afán de destrozar los secretos de Dios se vale de la tecnología y se entrega furioso a develar los secretos del cosmos. Esto parece confirmarse cuando el S.S. Palomino cruza una especie de puerta de catedral de cristal dirigido por una figura medio fantasmal, medio angelical; y sale de tan horrible valle de sombras y fuego para entrar en un Universo puro y a la sombra de un planeta en el que el amanecer está comenzando.
El infante tembló ante la idea del Infierno, el adulto ante la idea de que se usará una peli de ciencia ficción para mandar el mensaje de que el afán de saber sólo puede llevar al Infierno.


"M serin"
Morelos, México

domingo, 28 de febrero de 2010

Desde algún balcón

Cuando Ana despertó todavía era de noche. La ventana del balcón estaba abierta, y de la calle llegaban los esporádicos ruidos de motor de los trasnochadores vehículos. Se había dormido en el sillón, con la mano empapada en sudor, sujetando el teléfono inalámbrico. Ya no había llamado y ya no llamaría. La idea la angustió.
Hacía calor. Salió al balcón para despejarse las ideas. ¿Cómo había sucedido? Tan sólo podía recordar los gritos, el portazo, las inútiles llamadas a su celular. ¿Cuál fue el motivo? El calor y el sueño no le permitían recordar demasiado bien. Qué más da, seguramente fue una tontería por esas que discuten siempre. Salvo que esta vez se había ido. Y para no volver.
Siete pisos más abajo, el tránsito se había calmado. Solamente cada tanto, algún taxi rompía el silencio montevideano. Ana miró hacia arriba y distinguió una o dos estrellas. Era una pena. Recordaba cuando de chica visitaba la estancia de su tío en el campo y se quedaba toda la noche tirada en el pasto observando el negro cielo tapizado de millones de puntitos blancos, mágicos.
Ya algo más despierta, consiguió recordar el motivo de la discusión. ¡Claro! Se avergonzó de sí misma por pensar que había sido una tontería. No lo era. Era nada más ni nada menos que ese enorme peso con el que había cargado desde la adolescencia, aquello que por las noches le quitaba el sueño y sólo se consolaba buscando aquellos tiernos, cálidos brazos que tanto amaba y tanta seguridad le daban a Ana; los mismos que hace unas horas cerraban de un portazo la puerta de su apartamento. Agachó la cabeza. Su cobardía le había hecho perder para siempre al amor de su vida.
Porque estaba segura que era el amor de su vida. No era cosa que lo supiera desde el comienzo de la relación, hace ya muchos meses, sino que era algo que sabía desde hace unas semanas. Recordaba a la perfección cuándo sucedió. Había sido luego de haber ido al teatro a ver ópera. Ana amaba la ópera. Le llenaba el cuerpo de una enorme satisfacción, le hacía sentir como nueva. Al salir, volvieron al apartamento caminando de la mano, haciendo caso omiso a las miradas de los de los demás transeúntes.
Una vez en el apartamento, se amaron como nunca antes. Esa noche se sentían diferentes, Ana se sentía diferente. Y fue entonces, entre esos cálidos y tiernos brazos, que Ana se dio cuenta que había encontrado al amor de su vida. Y ahora se había ido.
Suspiró. La noche montevideana la consolaba con una fresca brisa otoñal.
No era la primera vez que discutían sobre aquél tema. De hecho, había sido un tema recurrente en todas sus relaciones de pareja, sin excepción. Pero esta vez le dolía mucho más, porque creía haber encontrado al amor de su vida.
Y eran entendibles los enojos de sus parejas. La cobardía, el temor al qué dirán le impedían presentar a sus parejas frente a su familia, frente a su círculo de amigas de la infancia más que cómo una nueva amistad. La gente hablaba a sus espaldas y ella lo sabía. Es que no tenía otra opción. ¿O sí la tenía?
Sin más compañía que la brisa primaveral, Ana comenzó a rememorar los momentos vividos juntos. Sonreía. Tantos segundos de felicidad, de placer… ya no quedaban más que recuerdos. Ya no volvería a suceder, se había ido para siempre.
Sus ojos se le humedecieron. ¿Por qué había sido tan estúpida? Era lo que más quería en su vida, y ella lo había echado todo a perder. Miró hacia abajo, las grises baldosas montevideanas se le antojaban seductoras. Cerró los ojos y sintió la brisa primaveral, el viento de la noche montevideana en la cara. Se creyó liviana, libre. El placer inundó su cuerpo, como aquella vez en la ópera. Pero esto era mejor. Sencillamente incomparable.
Mientras caía, recordaba la noche en que fueron a la ópera. Cuando acarició su suave cuerpo, cuando besó sus firmes senos, su largo y sedoso pelo. Sonrió. Aquella noche descubrió que lo amaba y ahora se había ido. Ya nunca sería abrazada por esos cálidos y tiernos brazos que tanto amaba. Las baldosas, grises y seductoras, fueron a su encuentro.

Francisco Díaz
Paysandú, Uruguay

Jean Cocteau (1889 - 1963)


El Poeta de Treinta Años


Heme aquí despues de la mitad de mi vida,
cabalgo sobre mi hermosa casa;
a los dos lados veo el mismo paisaje;
pero sin vestirse con la misma estación.


Aquí está la roja tierra de viña encornada
como un joven corso. La lencería colgada,
con risas y señales, recibe el nuevo día;
allá viene el invierno y el honor que se me debe.


De acuerdo, si dices quererme todavía,
Vénus. Si no hubiera hablado de ti, no obstante,
si mi casa no estuviera hecha con mis poemas,
sentiría el vacío y me caería del techo.

"¡No!, Ni mergas"

Si uno piensa en cómo se conforma la sociedad la respuesta obvia es que depende el tipo de sociedad y por supuesto que ésta es multifacética. Una buena respuesta, pero cobarde a la vez. La verdad es que cualquier sociedad se compone, primariamente, por dicotomía: Hombre-Mujer, Yo- el Otro, Débil- Fuerte. Tal composición viene de nuestra herencia animal. El fin primario de toda especie en este globo terráqueo es sobrevivir y para ello debe devorar otras especies, tal es nuestra suerte y cruel devenir. Ahora bien el ser humano no se conforma con sobrevivir, necesita una autoafirmación de su yo. Para ello crea esta aparente sencilla dicotomía en la que confluye rito, competencia y burla.
No es de extrañar entonces que un producto sociocultural como el deporte competitivo extienda su red más allá de la esfera que le corresponde: permea de tal forma en la sociedad que se construye un comportamiento cultural alrededor de éste. Ejemplo: el mexicano sabe que poner las palabras: chiva y águila; juntas implica algo más que sólo dos equipos de fútbol.
Ahora bien si hasta aquí estamos de acuerdo, y has leído entre líneas debes estar dándote cuenta de que el ser humano siempre buscará la forma de afirmar su ser sobre el de otros seres humanos, así se crean los nacionalismos, los fanatismos, los racismos, etc.
¿Qué tiene que ver esto con Pedrito (el ni mergas)? Octavio paz habla del mexicano como hijo de la chingada, quizá no haya un ejemplo más claro que el mexicano para hablar acerca de dicotomías: nosotros buscamos chingar y evitamos a toda costa ser los chingados. Pues bien, el video original de Pedrito data del 27 de agosto del 2007 y cuenta con un total de 718216 visitas. El video de youtube, con una duración de 1:42 minutos, capta a un joven de playera amarilla que tiene la mala suerte de encontrarse frente a frente con una patrulla; sí, mala suerte porque va alcoholizado y además lleva una bolsa negra llena de “cheves”. Entre las curiosidades del video está la frase “Ni mergas”; frase por la cual sería conocido el video y demás spin-offs. Esta frase junto a un comportamiento que reta a la ley nos revienta de risa; mas no burlona. Al contrario si uno revisa los comentarios la gran mayoría dice cosas como: “que viva Pedrito, me identifico con ese vato”, o bien repiten las frases de Pedrito como grito de guerra.
Fenómeno curioso, nos encontramos con un claro ejemplo de un chingado y nos identificamos con él y lo colocamos como un estandarte. ¿Acaso todo el mexicano se sabe chingado de antemano? ¿Optamos por colocarnos en el peldaño bajo de la dicotomía? ¿Qué pasa con Pedrito? La voz de ese “vato” retrata la angustia del mexicano que no pretende más que seguir su camino. Pedrito exige los pinches envases para irse, ha sido agredido, gritado y revolcado…mas lo único que desea es irse ya. Al no obtener respuesta satisfactoria, entonces sí exige una explicación: “dígame, wey, dígame” un dígame que más de uno hemos tenido las ganas de pronunciar y sin embargo optamos por agachar la cabeza.
Así, Pedrito el chingado despierta en nosotros un sentimiento de empatía, un sentimiento que si bien no nos exime del famoso “qué bueno que no fui yo” si nos vuelve magnánimos y nos hace ver de forma misericordiosa al chingado y no festejar su mala suerte.
Triste pero cierto, en Pedrito más de uno ha encontrado un alter-ego, una afirmación de su yo, hay entre los comentarios quién ha dicho “yo me he puesto igual o peor”, “se pasan de verga los patrulleros, se la dan de muy vergas los culeros pero a mí me la pelan y me la maman”. El mexicano siempre buscará chingar al prójimo, con albures, con desprecios, con exhibicionismo de fuerza, de dinero etc. Pero siempre, como bien ha señalado Paz, el mexicano reconocerá que frente a la autoridad no le queda más remedio que ser el chingado, nuestro trauma colonial ahora exportado a nivel internacional por la maravilla de la red

"M serin"
Morelos, México

lunes, 15 de febrero de 2010

Amigo in-visible y poderoso


Hace algunas semanas recibí la visita de un amigo que hacía tiempo no sentía, claro que de vez en cuando llegaban noticias suyas, uno que otro rumor que al poco tiempo se desmentía o confirmaba.


Ahora que estuvo aquí me hablo de muchas cosas, de sus viajes en Sudamérica, de los meses en Europa; yo le conté de mis trabajos, de mi familia, de mis otros amigos, de cómo me va con mis padres, de mis preocupaciones y de mis anhelos.


Él, como siempre, escuchó paciente y atento, de repente soltaba una carcajada inevitable o una risa simulada pero comprensiva. En otras ocasiones me gritaba celebrando mis aciertos y siempre me miraba marcando mis errores y con una palmada en la espalda me ayudaba a corregirlos.


Hacía tiempo que no lo escuchaba, que no lo sentía como en estas semanas pasadas. Temprano por la mañana, mientras preparaba el desayuno me contaba de su viaje de la noche anterior que apenas había terminado.



Me deleitaba sentir su frescura en mis mejillas y también como acariciaba mi cabello.


Cuando por la noche, después del trabajo volvía a casa caminando me acompañaba todo el trayecto y platicábamos de cómo había estado la jornada. Él siempre dando recomendaciones, sugerencias de que debería cuidarme mejor, que debería cambiar de trabajo, que ya le presentara a mi novia, si es que ya tenía una, etcétera.


También me invitaba a dar la vuelta por la noche corriendo con él, yo en el auto, y él a mi lado y detrás, a veces rebasándome y otras dejándome tomar la ventaja. Cuando estaba yo muy cansado sólo me acompañaba a casa para poder cenar y al acostarme se quedaba a mi lado para contarme al oído las historias más fantásticas que alguien pudiese imaginar. Ya tarde por la noche y yo estando dormido, las susurraba por debajo de la puerta o por la rendija de la ventana entreabierta. Me contaba todas esas historias ocultas y desconocidas de la humanidad, esas que de haberlas contado a otro ser humano no habría entendido; y habrían causado sobresalto y terror por las noches. Pero no es así en mi caso, a mí me gusta que me diga al oído todo eso que él sabe, todo eso de lo que se entera en sus viajes por el mundo, y claro, he de admitir que hay historias que no entiendo del todo pero aun así me gusta que me las cuente.


Cuando yo le cuento como me siento él siempre me empuja hacia donde debo ir y me muestra lo que debo hacer, o me frena cuando siente que me estoy equivocando de ruta. Siempre me dice cosas que me ayudan a ordenar mis ideas, cosas que me ayudan a relajarme, que me tranquilizan.


Sé que hay gente que no le hace caso, me lo ha dicho, otros no conocen su poder o más bien no lo toman en cuenta. Pero yo lo he visto y no le tengo miedo. Me gusta tener un amigo tan poderoso…


A mí me gusta sentir el viento, el poder del viento.


"Giac"México,
D.F.
mail de contacto: jjfgyc@hotmail.com

No es sólo...

Para Mirtha, Niña de mi vida
No es solo tu bello rostro,
Ni tu enigmática mirada,
O tu sonrisa perlada,
O tus manos de seda;
Son tu corazón y tu alma buena,
Que sin ello, nada me queda,
Es la forma en que sonríes
Cuando me dices te amo,
Es la forma en que me miras
Tras una larga ausencia,
Es la forma en que me tocas
Cuando entre sabanas nadamos.

"Kafran Sisan"
Gdl, Mexico

martes, 9 de febrero de 2010

James Joyce


Desprevención. Un departamento desnudo. Luz perezosa. Un piano largo y negro ataúd de música. Equilibrando el sombrero de una mujer, con flores rojas, un paraguas, plegado en la orilla del piano. Sus brazos: casco, gules y una lanza despuntada en un campo, sable.




Enviado: Ámame, ama mi paraguas.


Fragmento de "Giacomo Joyce"

El Salvador busca un salvador

Para la musa,
para esas palabras dulces
que salieron de esos rojos labios
de forma natura en la naturaleza
Tristian Tzara.
¡Salud!
¡Brindemos por lo que vendrá!
Por el mundial y la buena fortuna,
Por el dinero y los próximos equipos,
Por mi futuro fichaje en equipo europeo,
Por mis negocios fructíferos y
Por trabajar en el mejor de los negocios.

¿Qué es lo que sucede?
¿Dónde está todo?
Los goles y los aplausos
La afición y la fama.
Perdidos se encuentran
Al igual que mi futuro,
Al igual que mis líquidos.

Yo era,
Yo daba,
Yo firmaba,
Libretas, camisas, balones
Y hasta pantalones.
¡Yo anotaba!
¡Yo pasaba!¡Yo driblaba!
¡Yo emocionaba!

Mi nombre era significado de gol

Cambiaba el marcador,
Hacía magia,
¡Hacía jugadas!

Joder, joder, joder,
Joder, joder, joder,
Joder, joder, joder
¡Hacía gol!
¡Era bueno!Y hasta seleccionado nacional.

No sólo ayudaba
¡Salvaba el partido!
Metía goles, Encantaba a la afición
Y ellos me cantaban.

Salvaba partidosY también a la fanaticada.

¿Por qué estoy aquí?
¿Por qué no dormí temprano?¿Por qué no fui a otro lugar?
Tantos motivos por cambiar,
Tanto que rumiar,
Tanto que no hacer, ¡Y que hacer!

Tantas acciones
Que modificar,
Para no llegar a este resultado,
A esta imagen, ¡a este piso!

De la cabaña salí,
Hoy en una mansión habito,
¿Cómo acostumbrarse de nuevo a las cabañas?

Salvé la campaña,
Salvé al equipo,
Salvé a la plantilla,
Y al Director Técnico
También.

¿Hoy quién me salvara?

Yo sólo jugué,
Me divertí,
¡Y cobré!

Me golpearon con hielo,
En el campo perdimos,
La afición de visitante me odia,
Pero hoy las voces se unen.

Joder, joder, joder
¡Hacía gol!
Luchar, debo.
¡El más importante de mis partidos!¡El juego primordial!

En la dimensión, donde soy energía
He escuchado, se sienten,
“Ojala y Dios quiera nos deje un rato más a Cabañas”
Miles y miles piden,
Desean interceder a Dios
Por mi existencia carnal.

Femeninos deseos regios,
Masculinos apoyos.
Energía asexual.

Miles y miles,Conocidos y desconocidos,
Unen sus fuerzas, sus ganas,
Sus deseos,
Energía que pide humildemente.

Miles y miles,
Están afuera,
Velando y apoyándome,
Como cada domingo.

Escucho, siento
A una regia pedir,
Expresiones de dulzura:“Mi Cabañas,Mi Cabañas que Dios te ayude,¡Fuerza Cabañas!”

Luchar, luchar
Debo de dar mi mejor esfuerzo.
De seguir luchando.
Pues juego el más importante partido.
No debo, obtener mal resultado.
La magia debe salir de mí.

Salvé la campaña,
Salvé al equipo,
Salvé a la plantilla,
Y al Director técnico
También.

¿Hoy quien me salvara?

Era salvador,
Soy bueno con el balón.

Era salvador,Y deseo seguir
Siendo Salvador


Jesús Christian Bustos
Monterrey, Nuevo León.

Tempos fugit

En el silencio del cuarto cada beso era perfecto. El reloj marcaba las 18:15, desde el día de ayer que sucedió el accidente no había estado con ella a solas. Un mar de sombras y rostros se arremolinaba a su alrededor cada 15 minutos: manos que estrechaban, manos que apretaban, sonrisas tímidas, palabras huecas; y él solo. Imposible defenderse de cada uno de esos embistes, imposible dominarlos. Así que no le quedó más remedio que sonreír y calmar a esas sombras, asegurarles que todo estaría bien, que se las apañaría sin ellos; el ritual invertido: él les proporcionaba calma y sustento mientras ellos eran los afligidos y desesperanzados.
La volvió a besar, allí, en el lunar que tiene encima de la ceja. La volvió a besar y apartó el tiempo, lo echo atrás, lo hizo desvanecerse.
Vivió un Mayo de hace 10 años en el que el calor había destrozado los sueños de cientos de dueños de cultivo cuyo lamentar era triste pero resignado. Después de todo, esa es la tierra donde habían nacido y donde deberían de morir. Se les veía caminando en el centro, con sus costales de maíz a cuestas; ofreciéndolos al mejor postor “Es todo lo que me dio la tierra” le dijo uno de ellos con unos ojos rojos y llenos de lagañas.
Mayo no fue un buen mes, a finales, como burlándose de la gente, empezó a llover a cantaros… aquellos que habían plantado su maíz con tiempo de retraso y que tenían fe en el temporal de junio se vieron cruelmente desvalijados de esa pequeña esperanza. Fueron las peores lluvias de ese año. El maíz se ahogo sin remedio entre tanto barro.
En todo el pueblo se respiraba un extraño sopor, era como si la naturaleza se encanijara con ellos, dejándolos después a merced de su tristeza. Nadie lo mencionaba pero el pueblo se moría año tras año y ese acto de Dios parecía ser el golpe final.
En ese extraño periodo de muerte la conoció.
- Ese día tuve el valor de hablarte. Ya antes te había visto, te conocía.
- Mmjm
- Todo fue tan rápido, tan repentino… te hable, me correspondiste; nos deslizamos en el tiempo, huimos de él y sin saberlo en algún punto nos enamoramos y tus padres que tanto me odiaban se fueron de espaldas al saber que nos casaríamos. Y entonces trabajamos y ahorramos y nos distanciamos y mis padres me preguntaban por qué no vivíamos juntos, y yo les respondía que no era cuestión de alarma, que estábamos bien. Y tú y yo nos reconocimos como un par de extraños entrañables y el tiempo casi nos alcanzó. Al menos lo intentó, pero lo perdimos ¿recuerdas? en nuestro quinto aniversario; uno marcado por la tristeza. El divorcio latía en mi mente como algo predestinado, como la solución lógica, y entonces la muerte del abuelo; el abuelo que tanto nos quiso a ambos dio su último suspiro en mis brazos mientras tú conducías nuestro Ford 68 a toda velocidad por las angostas calles del centro. Cuando llegamos al hospital él ya tenía 15 minutos de muerto. Me abrazaste y meciste, y la palabra divorcio desapareció. El último regalo del abuelo. Y te besé aquí, en el único lugar donde a veces el tiempo aún no es bienvenido, justo encima de tu ceja. De eso ya cinco años…

La enfermera irrumpió en la habitación y le lanzó una mirada que indicaba que no debía estar allí; observó el reloj… las 18:20, cinco años resumidos en cinco minutos. El tiempo sin duda se burlaba de ellos; por fin los había alcanzado.
- Te veré mañana.
Habían burlado al tiempo, pero una fría mañana de enero los alcanzó, los embistió. S… caminaba rumbo a la farmacia del parque plan de Ayala; cubierta con su gran anorak, quizá demasiado grande, era imposible distinguir su felicidad. Desde hace tres semanas que su periodo se había retrasado y corría presurosa por una prueba de embarazo. Quienes, media hora más tarde, la llevaron al hospital dijeron que se desplomó de repente, como alcanzada por un rayo; un cuerpo inerte, “espíritu expulsado de la carne” dijo un hombre con más arrugas de las que le correspondía a su rostro moreno de 55 años.
La verdad, pensaba él, es que el tiempo se había cobrado caro el desprecio del que había sido objeto durante largos diez años. “Te veré mañana” se convirtió en un ritual, los días y los meses se aglutinaban sin ocultar su odio hacia ellos, hacia S…, sobre todo hacia ella. Primero fue el aborto obligado, era imposible salvar un ser de apenas un mes; después los músculos atrofiados; y con ello las llagas que reptaron de cada una de las extremidades hasta su espalda. Y entonces regresó, apenas una sombra, una caricatura; pero lo suficiente de ella para encontrar en sus ojos el amor que había burlado al tiempo.
- Mjm, O…
- S…, No hables, todo está bien, estoy aquí a tu lado.
- No siento mi cuerpo… ¿Donde estoy?
- Estás en el hospital, tuviste un derrame cerebral, el doctor dice que has evolucionado favorablemente- Pero él sabia que era una mentira, el doctor le había advertido de un último momento de lucidez antes del fin. Antes de que el tiempo la envolviera y se la llevará allá, en la eternidad. “¿Cuánto tiempo doctor?, ¿Cuánto antes del fin? No podría asegurarle nada señor C…; bien podría ser justo después de recobrar el sentido, bien podría caer en un coma largo. Lo lamento”.
- No, no puedo mentirte. Lamentablemente S… eres del 15 % de las personas que sufren derrame cerebral irreversible…

La voz se le quiebra. La angustia del adiós después de 10 años, con sus altas y bajas, junto a ella lo ahoga, lo viola, lo sofoca. Ella lo mira con esa mirada que acarreaba recuerdos de, de risas, de platicas, de sexo, de amistad, de cariño; de amor; recuerdos más allá de los cinco tristes primeros años de su vida marital, más allá de los últimos resignados cinco. Al final esa mirada le comunica que estar a su lado fue lo mejor de su vida.

- Estar a tu lado, fue lo más bello de mi vida, no llores; veme… estoy aquí, contigo, abrázame… y escúchame. Moriré, moriré y quiero saber cómo, no… quiero saberlo, dímelo. Así… ¿Así que este es mi periodo de lucidez? Recuerdas, ¿recuerdas a Rob?

Lo recordaba, un viejo pastor alemán que estuvo a su lado por ocho años, ocho años hasta que, después de una pelea perdió un ojo. Se escondía de ellos, llevarlo al veterinario era casi imposible, se le curo lo mejor que se pudo pero el médico les advirtió que una herida de ese tipo implicaba muerte casi segura. Ellos, rebeldes del tiempo, negaron esta advertencia; pero el tiempo llegó y anido en el ojo de Rob, poco a poco repto al cerebro, y entonces sus extremidades dejaron de funcionar, su capacidad para retener el vientre y la vejiga cesó y, antes de que el tiempo se hiciera con él, O… lo liberó con un balazo de su calibre 22…

- No, no lo haré S…
- No dejes que lo último que recuerdes de mí sea un cuerpo inerte, no dejes que mi adiós sea el silencio…

No tenía una respuesta para tal petición, la idea de perderla lo abrumaba, pero la idea de perderla en un largo adiós lo hacia desgraciado. ¿Quién era él para tomar la vida de su amada en sus manos? Y entonces ella, conociéndolo como lo conocía, tomó una de las manos temblorosas de O… entre las suyas, y susurró:

- No dejes que el tiempo me arrebate la dicha de decirte adiós, de irme en paz …

Diez años, cinco y cinco, semifelicidad y resignación, ¿Qué eran diez años? Al principio la promesa de eternidad, después el arrebato de las peleas que no llevaban a ningún lado, después la apacible apatía que los mantenía juntos, seres que se revolvían en una casa muy grande para ellos, se escondían, se aislaban, se evitaban; y entonces, en la noche, en su cama, se reconocían y en los ojos del uno y del otro encontraban aquel destello que los ayudo a huir del tiempo, y en ese momento, en esa cama demasiado grande, en ese momento se reconocían como eternos, como unidos y predestinados y lo sabían y se sonreían y…
La besó allí, allí donde los besos son perfectos y ella sonrió y lo besó en la punta de la nariz, allí donde los besos son perfectos, también.
-Te veré mañana

“Ha caído en coma, lo lamento señor C…” Allí estaba él, frente a un cuerpo que contenía prisionera a su esposa; las manos le temblaban, un sudor frío le corría por toda la espalda, pidió a la enfermera que lo dejara a solas y ésta así lo hizo. Le acarició la frente, dibujó con sus dedos cada uno de los contornos que había aprendido a querer. No emitió ni una palabra, no las necesitaba, ayer fue la despedida real. Sacó de uno de sus bolsillos una inyección en la que había 20 cc de aire; desconecto el respirador artificial y le inyectó la yugular. S…, no sufrió, el infarto fue fulminante. El reloj se detuvo a las 18:30 de un día cualquiera de verano.

"M serin"
Morelos, México

miércoles, 3 de febrero de 2010

Sin título----> Título opcional: Crónica de un iluso. (Atte. MG)

Despierto, abro los ojos, veo el reloj, digo groserías, me levanto, voy al baño, voy a la cocina, voy a mi habitación, prendo la tele, desayuno, me visto, salgo corriendo, olvido la cámara, regreso corriendo, salgo corriendo más rápido, espero en la estación del autobús, veo el reloj, el cierre del pantalón se baja por si solo, lo subo, me sonrojo, llega el autobús, se para, abre la puerta, espero a que pasen los demás, subo al final, cierra la puerta sobre mi mochila, reviso la cámara, pago el pasaje, tomo mi lugar, le cedo mi lugar a la señora de la tienda, te veo, me ves, sonrío, sonríes, regreso la mirada a la ventana, leo un comercial, veo un local de comida casera, regreso la mirada hacia ti, me ves, ya no sonríes, volteas la mirada a la ventana, sonríes, regreso la mirada a la señora de la tienda, dice algo, digo algo, repite lo que dijo, repito lo que dije mientras te veo, me ves a los ojos y después ves hacia mi cintura, sonríes, sonrío, pienso en nosotros, pienso en el día que te digo que te amo, imagino el olor de las flores y de tu perfume, imagino la sensación de tus caricias sobre mis cicatrices, te veo rodeada de familiares con un anillo en tu dedo, nos veo sentados en un palco escuchando a Ravel, hago caras mentales de tus padres y tus hermanas y hermanos, nos veo acostados en el pasto de un campo verde y fresco, nos veo viejos sonriendo hacia el atardecer de nuestras vidas, regreso a la realidad, te paras de tu asiento, sigues sonriendo, presionas el botón, apuntas con tu dedo hacia el cierre de mi pantalón, el cierre volvió a bajar por si solo, me sonrojo, se desvanece el sueño, regreso la mirada con la señora de la tienda.

"gEEEERa"
Guadalajara, Jalisco, México.

The Beatles


Porque… ¿Sí?, anda dime, ¿Por qué los Beatles son tan entrañables, tan inolvidables, tan ellos? Porque, porque son el mejor grupo de la historia. En aquel entonces no notaba el absurdo de la respuesta, me bastaba, me llenaba porque era mi padre quien me lo decía, ese hombre no podría mentirme. Y de hecho no lo hizo. Pero hoy en día la respuesta no me satisface, y ya no son sólo los Beatles a quienes considero el “mejor grupo de la historia”, tal etiqueta es tan subjetiva que fácilmente entran en ella tantos grupos como tornadizo es el gusto del público. En mi opinión los Pink Floyd son dueños legítimos de tal trono; pero vamos, hay algo en el cuarteto de Liverpool que imposibilita toda negación de su genio.
¿Pero qué es ese algo? Es algo emparentado a todos los músicos de su generación, eso es obvio, cuando uno escucha una canción de las décadas de los 60´s y 70´s no puede evitar una sonrisa y asentir; sabe que lo que escucha es arte por el arte, no hay, o sí lo hay es poquísimo, nada de banal en esas tonadas y letras, aún las más ridículas cumplen con la función designada: hacer sentir algo, están pensadas para un receptor; hay un mensaje y por tanto un emisor. Hoy el mensaje es lo de menos, el emisor puede ser cualquiera que pueda cantar un par de buenas notas; lo supremo, lo importante, es el receptor, es lo Kitsch en su máxima expresión: produce en masa y sacia gustos, o mejor dicho, inventa gustos. No ignoro que hoy en día contamos con músicos dedicados, pero, vaya, cada vez son menos y son los grandes consolidados del ayer…
Así, los emisores son los que ostentan, a mi parecer, el titulo de grandes músicos, su producto, porque al final no deja de ser eso, es uno de calidad; son dueños y maestros de su oficio, son artesanos en el estricto sentido platónico.
Podría decirse, entonces, que lo que hace grandes a los músicos es que son cabales con su oficio. He aquí que aparece una diferencia importante entre los demás músicos y los Beatles: ser cabal con el oficio implica ser leal a éste, implica dedicación, implica perfeccionar una y otra vez la técnica hasta que el producto final sea tanto del agrado del artesano como del consumidor. Una retroalimentación poco vista hoy en día. Pero no desviemos hebra: Escucha a Janis Joplin, a Jim Morrison, a Jimi Hendrix todos sabedores de su arte, ¿Qué escuchas? Yo no escucho músicos, por cierto, escucho almas atormentadas que encuentran en la música una forma de expresar su dolor, sus escasas alegrías, su inconformidad…Para ellos, y tantos otros, la música era una herramienta no su fin último. Para los Beatles la música debía ser per se. Y sus discos son la prueba de ello, una constante y, sin exageración, exponencial evolución de su arte.
Esto no es gratuito, ni mucho menos mágico; se requiere una rígida autoevaluación de uno mismo, un acercarse al otro que fui para saber quién soy y quien pretendo ser. Y los Beatles fueron expertos en este rubro: Ayer escuchaba A day in the Life, la letra sin duda tiene un mundo de diferencia con la de I want to hold your hand, pero sin ésta no hubiese jamás existido aquélla. Y ellos lo sabían y lo aceptaban gustosos, adviértase sino la portada del albúm Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band: ¿quién se encuentra a la izquierda de los Beatles? Ni más ni menos que ellos mismos; claro, como figuras de cera, como recuerdos de un pasado que los definió y los hizo ser. Ellos mismos en algún momento declararon que todo el collage de personajes que aparecían en tal portada eran, muchos de ellos, sus héroes. Así, ellos mismos admitían que se tenían por sus propios héroes, por haber triunfado y evolucionado en una industria donde mucha de las veces el lema principal es “si no está roto y funciona, ¿para qué cambiarlo?”.
Lo que hizo grandes e inmortales a John, Paul, George y Ringo fue esa actitud fresca de auto invención sin jamás traicionar su pasado… Estoy seguro que aunque muchos tengamos un “mejor grupo de la historia” favorito , los Beatles estarán a la zaga por muy poca diferencia.

"M serin"
Morelos, México

lunes, 1 de febrero de 2010

Agua y Jabón




El señor Román Esmerado contaba con un armario repleto de camisas que jamás habían visto la luz del exterior; probablemente sólo tenían memoria de cuando formaron parte del inventario de alguna tienda departamental o bodega. Tal vez, de uno entre los 65 cumpleaños en el que Don Román las recibía entre sus brazos y modelaba con galanteo a sus familiares y amigos la prenda, que exclusivamente sería tocada por los ojos humanos esa milagrosa vez.
Los amigos le preguntaban a Don Román por aquellos regalos que tanto esmero y dinero (sí, sobre todo dinero) costaron. ¿Donde esta la bonita camisa de rayas azules que te regalé?, era la pregunta que todo conocido del señor Esmerado tenía la obligación de reproducir entre el meollo de cogitaciones. ¿Porque siempre traes esa playera rosa? era parte del repertorio de sus familiares. Las respuestas merecían asomarse junto a los enigmas oscuros y sorprendentes de la historia universal.
Y ocurrió lo impensable, Don Román iluminó a la señora Pastora con la respuesta más buscada durante 65 años.
- Román, ¿qué no le gustó la camisa amarilla que le regalé?
- ¡Ay, Pastora! Pasa que tengo un gran problema.
- No me diga que se la robaron.
- Nada de eso, verá...no encuentro detergente para lavarla.

¿Qué?... ¡No encuentro detergente para lavarla! Una brizna comparada con un elefante, la luna, el sol, la vía láctea o hasta el universo. Bueno, exageré, tampoco hay que comparar la inmensidad con lo pasajero. “En la etiqueta vienen las indicaciones”
Don Román entró a su casa conmocionado por la respuesta tan directa de la señora Pastora. No porque fuera algo que no formara parte de los conocimientos básicos de todo Homo Sapiens Sapiens, por algo Neardenthal no es. Si las instrucciones vinieran en todas las etiquetas de las camisetas, no tendría ciento veinte prendas hacinadas en su guardarropa.
Anselmito, un loro cabeza amarilla; fiel compañero del señor Esmerado, miraba a su dueño con bondad. La preocupación deformaba el rostro de Don Román y él no podía estar ahí detenido sin decir palabra alguna. Una de las características de los loros cabeza amarilla es la fama de buenos habladores, la misma naturaleza le pedía que ilusionara a su amo. “AGUA Y JABÓN”. Don Román giraba su ansioso rostro a la jaula de Anselmito. ¿Qué has dicho? “AGUA Y JABÓN” repitió el loro. Román Esmerado en la vida enseñó a su loro cabeza amarilla esa frase. ¿Cómo era posible? “AGUA Y JABÓN” otra ves las mismas palabras del pico de Anselmito. Y para rematar guiñó el ojo derecho. Así es, el loro cabeza amarilla, un pájaro que no mide más de 40 cm había dado la sentencia final. “Sabiduría de loro”, caviló Don Román. Debía tener razón, pues es bien sabido que los seres pequeños son grandes expertos. Al menos Doña Pastora siempre predica esa letanía.
Don Román Esmerado ya podía abandonar el Malvestiti, su segundo apellido, y ahora vestirse con las ciento veinte camisas aún sin estrenar que permanecían guardadas como si fueran parte del tesoro de un pirata. Lo único que le preocupaba ahora, era como le haría para almidonar tantas camisas.

"Almandarina"
Mérida, México

Tomás Eloy Martínez (16 de julio de 1934 - 31 de enero de 2010)


Todo relato es, por definición, infiel. La realidad, como ya dije, no se puede contar ni repetir. Lo único que se puede hacer con la realidad es inventarla de nuevo.

Al principio yo pensaba: cuando junte los pedacitos de lo que una vez transcribí, cuando me resuciten los monólogos del peluquero, tendré la historia. La tuve, pero era letra muerta. [...]


Fragmento de Santa Evita
Descanse en Paz

Al igual que cada año

Me levanté silenciosamente de mi camita. Si mis padres llegaban a oírme todo se echaría a perder porque, por más que viviésemos un pueblo muy tranquilo, me imagino que no les hubiese agradado verme a salir de la casa en la madrugada, ya que yo apenas contaba con 8 años. No es que yo fuese una niña mala y me gustara desafiar la autoridad de mis padres, pero debía ver a mi amigo Ted, quién, como cada Halloween, paseaba conmigo hasta el lago cercano a mi casa. Él me había hecho prometer que cada año recorreríamos ese sendero juntos y, como era mi mejor amigo, yo no faltaba a mi palabra.
Me puse el primer abrigo que encontré, y salí por el corredorcito que comunicaba mi cuarto y el de mis padres, con la cocina. Al pasar al lado de la pieza de ellos, me detuve un momento para verificar que no me hubiesen oído, pero como siempre desde hacía dos años, cuando mis escapadas habían empezado, ellos dormían profundamente. Estaban exentos de cualquier preocupación.
Atravesé la cocina en un santiamén. He de aclarar que dudé unos momentos frente a la puertecita que daba al jardín, ya que, la verdad sea dicha: nunca me habían agradado esos paseos nocturnos, porque era una niña asustadiza...aunque, también, bastante inconsciente.
Suspiré resignada y, al fin, abrí la puerta.
Ted ya estaba en el patio. Llevaba el mismo disfraz de hacía dos años, aunque ahora estaba un poco más gastado. Consistía en un trajecito blanco y negro, y una capa larga; lo que sugería que la idea del chico era parecer ‘Drácula’. Ted estaba pálido, y su cabello y ojos negros lo resaltaban de tal manera, que era difícil pensar en un disfraz más acertado que ese.
Le sonreí y lo saludé con la mano. Cuando caminé hasta su lado noté que estaba descalzo, con sus blancos piececitos sobre la tierra; rasguñados y magullados.
-¿No tienes frío?
-No – dijo él- ¿Vamos ya? – agregó y, sin esperar a que yo respondiese, se dio vuelta y encaro el camino que salía del patio de mi casa hacia las calles de tierra del humilde pueblecito.
Yo le seguí.
Mientras caminábamos, uno al lado del otro, pero separados más o menos por un metro de distancia, yo noté lo desierto y frío que estaba todo. No había ni un alma fuera de sus casas. Solo yo y Ted. Por más que agudicé mi oído no pude oír ningún animal u insecto moverse, solo el aullido del viento, pero hasta eso me pareció sonar lejano e irreal. Era como si el tiempo se hubiese detenido a nuestro alrededor.
-¿Por qué en Halloween? – le pregunté, de repente. Él estaba mirando hacía el lado opuesto, así que entonces volvió su carita pálida y algo magullada hacía mí, y exclamó:
-¡¿Qué, tienes miedo!? – lo dijo con una voz y sonrisa picaras, pero la alegría no parecía llegarle a los ojos.
-No, –mentí- es solo que me preguntó porque esta fecha en especial.
-Es la apropiada... –luego comentó, mirándome con ojos incrédulos:- ¡Has crecido!
Era verdad, yo había crecido bastante y ya le llevaba casi una cabeza y media de altura.
-Si, –asentí- mamá dice que me estoy convirtiendo en una hermosa damita. –agregue, orgullosa-
-Y es cierto –concordó Ted. Luego calló unos segundos. Ya estábamos bastante cerca del lago y él empezó a caminar más lento: – Serás una hermosa dama. –concluyó, con una seriedad al hablar, poco creíble en un niño tan pequeño.
Cuando llegamos frente al laguito, él se dio vuelta hacia mi, yo hacia él, y ambos nos miramos unos instantes, en silencio. Yo no quería hablar, porque estaba segura que rompería a llorar en cualquier momento.
-Bien, Beth, nos veremos el próximo año ¿Cierto? – me preguntó, acercándose más a mi. Yo asentí, segura de que las molestas lágrimas ya estaban bajando por mis mejillas.- ¿Me lo prometes? – insistió-
-Lo prometo, Ted. –Dije yo, secándome las lagrimas con las mangas de mi camisón y mi abrigo-
-Beth... si las cosas hubiesen sido diferentes, ¿Te habrías casado conmigo al crecer? – inquirió el niño frente a mi, y su voz sonó tan lejana que yo estuve segura que no nos quedaba mucho tiempo...
Así que lo abracé. Lo abracé pese a lo helado que estaba su cuerpecito; pese a mi impresión de que podría mancharme con la sangre de sus heridas, las heridas que las rocas le habían provocado; pese a todo... Lo abracé y el me abrazó, y entre llanto logré susurrar:
-¡Por supuesto que si, Ted!

Luego de unos segundos, ambos nos apartamos y, él, con la mirada perdida y apagada que tuviese desde hace dos años, se dio la vuelta y empezó a caminar rumbo al lago, mientras yo me quedaba observándolo.
Cuando sus piecitos descalzos tocaron el agua, Ted hizo una especie de gesto con el brazo despidiéndose, y gritó: “¡Feliz Halloween, Beth, te veré dentro de un año!”. Luego rió, con esa risa dulce de niño de eternos seis años. Él no crecería ya, pero al menos podría verme crecer, podría estar conmigo. Aunque fuesen sólo unos minutos; una noche al año.
Entonces, poco a poco, se adentró en el laguito. El lago en el que había nadado y del que no había podido salir, aquella noche, hacía dos años ya, cuando yo también tenía seis.

Mariluna Irigoyen
"...¿Plutón?..."

jueves, 28 de enero de 2010

Razzmatazz


En medio del bullicio, desapareces, como si lo pensaras y lograras
como si un chasquido de pronto nos hiciera la tarea fácil de
desaparecer y poder lograr lo que anhelamos vehemente. No,
ese debe ser yo, pero sin duda alguna todos hemos deseado
eso alguna vez, el que diga que no estaría mintiendo lo mas
probable, al no que sea el ser que lleve la vida más genial
del mundo, lo cual no lo encuentro muy probable. Sin embargo,
no debo referirme a que el querer desaparecer sea por algo
malo, puede ser todo lo contrario, puede ser en el momento
más feliz y simplemente, desaparecer...
Querer esto es genial, se siente como si lo pudieras hacer
en realidad; debería ser impredecible, una sorpresa, de
pronto desaparecer sin que nadie se dé cuenta y listo, no
estamos, nadie nos ve, desaparecer y aparecer en otro lugar
sería lo más grandioso, estar en la cima del cerro, lleno de
árboles, flores, olores y el cielo azul, brillando entero en
nuestras pupilas, gozando, volando, luego caes, y apareces
en tu cama, agitado, satisfecho y preparado para la próxima
aventura.

Luis Javier
Lugar de origen: .... ¿Plutón?

Detente corazón

Detén el tiempo corazón,
que tengo demasiado ácido el pecho
y tú sigues tan orgullosa
que veo todo más claro.

Detén el auto corazón,
que quiero verte sin oír el ruido del motor
y saborear tu sonrisa conquistadora.

Detén mis manos corazón,
que si digo una frase más
volveré al auto, donde el tiempo
dio mi pecho en tus manos.

Dame un momento
para contener el aire dentro mío
y oír tus labios resbalar
sobre tus dientes
cuando me tomas preso
con tus palabras.

"Giac"
México, D.F.
mail de contacto: jjfgyc@hotmail.com

viernes, 22 de enero de 2010

(Sín título) Continuación... parte 2

Estela no había sido la primera excéntrica de la familia que se había incorporado a una lucha social por culpa de un arranque “cuasialturista”. Su abuelo Miguel formó parte de las filas revolucionarias cuando no pudo criar gallinas que pusieran huevos de oro como en los cuentos populares occidentales. Por más especies de aves que cruzó y experimentos faltos de conocimiento científico; en absoluto logró su propósito. “Juro unirme a las fuerzas de Villa si esta gallina no pone huevos de oro”; fue la última sentencia que pronunció antes de abandonar a su esposa Amelia para cambiarla por un fusil. La pobre mujer lloró una semana completa por la desgracia que caía como tormenta en su hogar. No tenía dinero y sus siete hijos se morían de hambre, lo único que la salvó de la inanición fue el peral que crecía a unos pasos de la casa. Logró subsistir; pero sólo dos de los pequeños sobrevivieron, Ramona y Humberto.
Su desgracia aumentó cuando llegaron noticias de su marido y sus recientes mujeres. Tenía dos en Nuevo León, una en Veracruz y otra en Tamaulipas, pero ella seguía siendo su legítima esposa. Una mañana Amelia despertó decidida a enterrar el recuerdo de su marido, estrujó a sus dos hijos entre sus brazos y tomó con ellos un tren rumbo a Puebla. Se instaló en Tehuacán en la casa de su tía Nuria, una viuda que vivía de la herencia de su esposo. La tía Nuria dejó que Amelia ubicara en el piso de abajo una pastelería que durante muchos años se encargo de proporcionarle al país los mejores postres. Había días en que un olor a avellana invadía los pasillos, otras veces eran fresas, pero el olor que más le gustaba a Ramona emanaba del chocolate. La pastelería de Amelia era conocida en todo el centro de México, gente desde otros estados le hacía encargos y le pagaban una cantidad bastante considerable, especialmente por su postre de chocolate.

Cuando Carranza se convirtió en el nuevo presidente de México, Amelia ya había juntado una gran cantidad de dinero. Tenía pastelerías dispersas por todo Puebla, aunque la central seguía estando en Tehuacan, donde ella vivía. Un viernes, mientras decoraba un pastel de tres leches, con merengue blanco, un hombre vestido de traje militar color gris cubierto de botones y emblemas dorados se detuvo en el aparador y solo pudo dejar salir la palabra: “Regresé”. Amelia lo miró, era el comandante Miguel “Dorado”, ese mismo hombre que hace tanto tiempo dejo a sus hijos morir de hambre en una casita frente al peral. Los ojos de Amelia se encendieron como si todo un bosque estuviera ardiendo en llamas, entonces tomó el pastel de tres leches y lo lanzó contra el pecho del comandante, luego sujetó una bolsa de harina y la reventó en la cara de su marido, lo mismo hizo con todo lo que encontraba a su pasó; la repostería parecía estar invadida por objetos que volaban de un lado a otro, ollas, mazos, fresas, chocolates, limones. Cuando Amelia se detuvo fue porque ya no había algo más que aventar.

-¿Pero mujer, porque me tratas así?
-Por tus estúpidas gallinas, por dejarnos a mí y a tus hijos morir de hambre, por cambiarme por no se cuanta mujer...
-Si vieras lo mal que me siento Ame, me perdonarías. Estoy muy solo. Tú eres mi panacea.
-¡Lástima!, ¡Eso lo hubieras pensado antes de ir tras Villa!

"Almandarina"
Mérida, Yucatán.

jueves, 21 de enero de 2010

Rosario Castellanos


Revelación

Lo supe de repente:
hay otro.
Y desde entonces duermo sólo a medias
y ya casi no como


No es posible vivir
con este rostro
que es el mío verdadero
y que aún no conozco.

poema de Lívida Luz.

Pie, realidad.

Extraña como es la vida, es el paso del tiempo mismo. Es el paso de los años, dando lugar a las décadas que a su vez dan lugar a los siglos y así sucesivamente hasta las eras.
Hoy ha comenzado otro año y con él otra década. Hace diez años un nuevo milenio, según lo establecido.
Ni siquiera me di cuenta.
Cruzando palabras con un ser diferente me he dado cuenta de muchas cosas. Lo insoportablemente inútil que es la vida. El tiempo que pasamos no siendo nosotros, sino alguien más. Buscando una esencia que no tenemos y deseamos más que nada. Una esencia inexistente. Algo completamente irreal que nos hará sentir mejor. Utopía, podría llamársele, pero es ahí cuando caemos en la esperanza.
Y la esperanza, a su vez, da lugar a la fe. El creer y no pensar. El seguir sin cuestionar.
El velo invisible en los ojos de la razón.
La razón, la razón, la razón. "Tienes toda la razón". Usamos la palabra más veces de las que nos damos cuenta. Ni siquiera sabemos completamente lo que significa o de lo que se trata.
Quisiera conocer cada pensamiento de cada gran pensador de ésta y todas las eras y cuestionarlos para así llegar a un propio pensamiento. Y cuestionarlo. Cuestionarlo de igual manera para luego transmitirlo a quien disponga del tiempo suficiente para escuchar lo que tengo qué decir.
Me hundo cada vez más en este asiento. Este asiento representa mi propia mente. No tengo en este momento un pie para pisar. Ella es mi pie, mi cuerpo entero. El suelo es la realidad. Estos días no existen. No me encuentro en el mundo, estoy en otro lugar, descubriendo partes de mí que no creía tener.
La realidad es la gran limitante. La gran pero indispensable limitante. Ese domo en la mente que nos impide salir volando, pues salir volando es abandonar el cuerpo. El cuerpo es real. El cuerpo es lo más real que tenemos, un envase que impide que el fluido de nuestra mente se derrame y lo invada todo. Para eso es el cráneo, para eso son los huesos. El sostén y la locomoción son algo secundario. El hueso es la barrera entre lo real y nuestro interior, el otro lugar. El cráneo es el arma de la realidad. El escudo que protege al mundo de la libertad del hombre, lastimándolo.
Pero la realidad es la fuente del placer. Otra arma que le ayuda a mantener al hombre en ella. El placer es necesario. Un hombre sin placer será jamás un hombre entero, así como un hombre vivo será jamás un hombre libre, pues es presa de la necesidad. Necesidad de compañía, alimento y excreción.

"Pepito glxia"
¿?, Marte

Rezar

zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzTristian Tzara
El hombre no reza para dar a Dios una orientación, sino para orientarse debidamente a sí mismo.
San Agustín

zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzRezar es aceptar ser encontrado por Dios en ese lugar de nuestra persona donde él quiera hablarnos.
zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzJean Lafrance

Para rezar a Dios con devoción no hace falta creer en Dios según los dogmas de ninguna religión.
William Somerset Maugham


zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzHay que rezar con una esperanza ilimitada de ser escuchados.
zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzSan Juan Bosco


zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz … Dios no lo oye si no reza…
zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzÉlite de Gangsters


Ayer antes de dormir, volví a rezar a Dios,
En esta ocasión no le pedí bendiciones para el mundo,
Sino simplemente que me siguiera iluminando,
Con ese ángel que me ha enviado,
Que me siguiera cuidando con tu presencia permanente.

Ayer de nuevo quise creer en Dios
Para creer que esto es una prueba
Y en poco tiempo de nuevo estaremos juntos

Ayer deseché mi razón
Y busque la fe.

Ayer de nuevo llore
Por que mis sueños a tu lado
Presentaron un pequeño inconveniente

No dormí, por buscar la lógica y el vencimiento del sentimiento
No dormí, por buscarte en mi cama
No dormí, por no encontrarte en mi futuro

En la noche el cielo estrellado
Estrellado mis sueños estaban
Estaba observando el tiempo
El tiempo sin vos es un infierno
Un infierno del mismo tamaño y crueldad que la realidad

Ayer de nuevo recé con toda mi fe
Para pedir al señor que me siguiera iluminando
Para pedirle al señor que me siga cuidando
Con el más grande de los ángeles

Hoy no hay estrellas,
Hoy todos son precavidos al salir,
La lluvia y la oscuridad los ahuyenta

Ruido constante del parabrisas,
Hipnosis de una mundanead sin seres queridos,
Sólo escalones y malos entendidos.

Todos somos gotas que encontraremos,
El asfalto, triste final gris.
Directo al carro de adelante,
Para adelantar mi única verdad.

La fría y huesuda mano levantada,
No permite que la gota caiga.
Muerte adelantada y sin lamentos o aplausos de los humanos.

Mañana…mañana
¿Qué será?, ¿qué será?
No lo sé, ni una idea.

Mañana
Estaré delante del tribunal de Dios

Seguiré la voz:
"Ven y ríndeme cuenta de tus culpas y de todo el mal que has hecho."

Mañana, rendiré cuentas,
Esteré en el juicio divino,
Seré enjuiciado

¡Oh, cuánta confusión!
Deseo más tiempo para llorar,
Y no cargar culpas ajenas, errores no míos,
Ahora mí tiempo ha terminado.

Dios, hace un rostro de gran dolor,
El juicio ha sido, mi sentencia,
Seré un condenado.



Jesús Christian Bustos
Monterrey, Nuevo León.

Vida

¿Por qué carajos tenías que arruinar mi día? Estabas allí, tan silencioso, tendido cuan largo eras; con la mirada fija en ningún lado; la boca abierta ahogando un grito que jamás llegaría; muerto. Miré a diestra y siniestra pero nadie más te notó.

zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzNo es justo.

zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzNadie más te vio; a nadie más molestaste.

zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzCiclista, sí…eras ciclista.

¿Te atropellaron? No vi sangre alguna, huesos rotos, nada… es más ni tu bicicleta. Te asaltaron y te resististe ¿verdad? Pero donde está la herida de bala o la puñalada característica de los ladrones de mi ciudad. No hay nada. Seguro fue un infarto, sí te ves en excelente forma, demasiada diría yo. De seguro eras de los que recorrían 4 o 5 kilómetros sin importar el tiempo. Está vez te equivocaste, estamos a 45 grados a la sombra; sólo a un verdadero suicida se le ocurriría hacerse el sano en un día como hoy.

zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzEl mundo sigue girando

Solos, tú y yo en una danza bien sincronizada y harto macabra: no existimos para nadie más. Se ha creado un círculo a nuestro alrededor, hay gente pasando, los autos no se detienen e incluso aúllan con voces chillonas para instar a sus homónimos a no parar; de vez en cuando se asoma de las fauces de esas bestias una cara (la misma siempre) que nos observa con ojos como huevos ahogados, ojos que se derriten, que se llenan y vacían de vida en segundos. Sí, la vida los inunda cuando saben que no son ellos quienes yacen tirados a un costado de la calle; y se vacían por que saben que al menos tú ya estás libre de todo karma…

zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzTus zzzzzzzOjos


zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzTu nariz

zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzTu
zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzBoca

Ya nada de eso me parece humano, eres una cosa deforme y monstruosa… y tan parecida a mí que no lo soporto… cierro tus ojos. Al hacerlo te vuelves un bulto, algo caído y estorboso pero nada más. El círculo se rompe, la gente se acerca corriendo, los autos se detienen, las madres jalan a sus niños mientras estos se resisten, se escucha una sirena a lo lejos y yo, yo me alejo cargando tu mirada conmigo, llevando a la muerte en mis hombros, carajo… me has arruinado mi día.

"M serin"
Morelos, México

martes, 19 de enero de 2010

LOVE WANNA CHANGE

Con el tiempo,
y con los años,
se olvida todo lo malo.
Toma un puñado de cosas buenas y llevalas contigo.
El amor puede cambiar,
con el tiempo,
y con los años,
se olvida todo,
menos el amor
que siempre te he guardado.
toma un puñado de cosas buenas y llevalas contigo,
cuando creas que nada puede cambiar,
recuerda que el amor puede cambiar.

J.R.C.S.
Colombia

Cuando no suena el despertador


cuando no suena el despertador
te pones los calcetines al revés
cuando no suena el despertador
tomas catsup en lugar de café
y te lavas los dientes
con la crema de los ojos

cuando no suena el despertador
te peinas con el cepillo de dientes
cuando no suena el despertador
te vas en pijama al trabajo
con las pantuflas puestas
y sólo piensas en la hora de la siesta

cuando no suena el despertador
le dices a tu asesora:
¡Mamá, es qué no sonó el despertador!



"Emily Rugburn"
Plutoniana de Mérida, Yucatán

sábado, 16 de enero de 2010

(Sin Título Aún)

Encontré unos bosquejos de algo que estaba escribiendo hace mucho pero nunca pude acabar; el plan es que este texto termine siendo algo útil, tengo algunas partes más sin embargo me estanqué. Veremos si esto puede progresar; mientras aquí les dejo la primera parte, capítulo o lo que sea.

Parte 1

Las tribus africanas que habitan los grandes desiertos han desarrollado un sistema de recolección del agua muy eficaz. A veces la lluvia no aparece hasta después de varios meses de sequía, convirtiendo a estos pueblos en grandes observadores. Ellos obtienen el líquido vital por medio de tubérculos. Para esto es necesario escarbar la tierra, veamos la técnica que utilizan...

“Hummm...tubérculos. Se ven tan jugosos...Ummm...tubérculos”.

-Mamá, ¿por qué aquí no hay tubérculos?
-¡Ay! Estelita, ¿Cómo lo voy a saber?
-En la tele unos hombrecillos tomaban agua de tubérculos...Se veían tan contentos.
-¿Quiénes?
-Pues los hombres, ni que los tubérculos. ¿Existen tubérculos sonrientes?
-¡Mijita! ¡Aquí solo hay sandías y que te aprovechen!

Estelita se encerró en su cuarto al saber que las sandías acaparaban el mercado de los alimentos sustanciosos y no los tubérculos. Era la segunda desilusión más grande de su infancia; la primera fue cuando los Reyes Magos le trajeron un conejo de felpa en lugar de la máquina de helados que tanto había deseado. De ahí en adelante, Estelita fue creciendo rodeada de frustraciones porque las mujeres no eran iguales a los hombres, porque la población mundial prefería a los perros y no a los gatos, por el dinero, por los socialistas, por la religión, por el cielo y el infierno, por el Papa, por los apóstoles, por el Espíritu Santo, por la Santísima Trinidad, por el Perpetuo Socorro, por todo lo que terminara con el sufijo ísimo...

Cuando Estela cumplió dieciocho años, ingresó a la universidad más costosa de la ciudad. Tenía por amistades a los hijos de burgueses pudientes, políticos y empresarios. Más al parecer el dinero no era suficiente; sufría de intensos dolores de cabeza causados por la abulia que le producían las conversaciones con ellos. Un día se dio cuenta que los mareos no los causaban sus amigos sino el licor, fiel acompañante de sus reuniones. Sumergida en sueños veía a los hombres del desierto raspando tubérculos, luego estos apachurraban los montoncitos de fibra obtenidos, dejando escurrir el agua entre sus manos para luego bañarse los labios con aquella cascada refrescante. Una sed enorme invadió el cuerpo de Estela, haciéndola salivar como si hubiera visto un iceberg en medio de monumentales dunas de arena.

-Soñé con unos tubérculos...
-Ya vas a empezar con esas cosas hija, aquí solamente hay sandías.
-Lo sé. Pero si los hubieras visto.
-¡Entiéndelo de una vez, las porquerías esas nunca van a llegar a nuestro país!-gritó la madre de Estela.
-Pues así tenga que mover cielo y tierra, cambiar la política del país o fundar una nueva religión, verás como si llegan los tubérculos a México.


-¡Le digo que no es papa, ni remolacha! Son otros tubérculos provenientes de Nambia.
-Señorita no se de que me habla.
-¡Estela, ya deja eso, mejor salgamos de aquí!
-Pero se lo prometí a mi madre...

Quince minutos después, Estela y su amigo de la semana abandonaron la verdulería. Cavilando razones verosímiles que explicaran su fracaso, no entendió como la vida se encaprichaba en hacerla infeliz. No eran los tubérculos lo que la mortificaban, era la suma de lo malogrado de su existencia. Era su familia, sus amigos de fiestas, sus pretendientes, los verduleros, la universidad, la sociedad; finalmente el país entero. “Algún día levantarán una escultura en mi honor y en cada libro de historia universal aprenderán mi nombre”

-Me voy a cambiar de carrera, ¡quiero estudiar Ciencias Políticas!
-¡Estela! En que demonios piensas. – le reclamó su madre. – ¡Dile algo a tu hija Raúl!
-¡Felicidades! Ya nos hacía falta un político en la familia.
-¡No le hagas caso a tu padre! Con la edad desvaría. ¿Porque no puedes estudiar algo normal como tus hermanas?
-Psicología, derecho y odontología ¿te parecen normales? Una va para loca, la otra para ladrona y la última directo al suicidio. ¡No madre! Yo defenderé al oprimido y crearé una ciudadanía donde gobierne la equidad.
-¡Llama al loquero Raúl!-gritó la madre.
-¡Déjala! Si realmente estuviera desequilibrada se iría de bióloga a estudiar tubérculos al África. Agradece mujer...agradece.

"Almandarina"
Mérida, Yucatán

La Despedida

Cada paso que me aleja de ella,
me acerca mas a mi destino;
sombrío sueño de verdades confusas,
soledad ante mis ojos,
dolor bajo mi piel;
y en el sufrimiento de su ausencia,
y la tortura de su recuerdo,
maldigo la vida y el amor;
y en limite de la cordura
abandono la esperanza,
de volverla a ver.

"Kafran Sisan"
Plutoniano Mexicano

Humo


Sinceramente no sé que quiero
tenerte, no tenerte.

Me siento confundido, distraído.

Quiero levantarme a tu lado
no quiero que uses mi camisa.

Intento callar los celos impetuosos
que crecen en tus palabras
humo que besa tu boca
y desespera mi sangre.

Desvelo tu mirada
con mis manos dormidas.

Se me encrespa la espalda
con el frío eco del silencio
tu silencio, incipiente.

No quiero amar ni enloquecer.

tiemblo arrojado de este sueño
despierto arrogante, lejano
y aún en la lengua tu beso.

Sinceramente no se que quiero tenerte, no tenerte

Diego Reyes
México, D.F.

Tomás Eloy Martínez


Camargo no responde.
Aunque siente repugnancia por esas misteriosas secreciones del abdomen de las abejas obreras, pide por la tarde que le lleven un trozo de cualquier panal. Con una lupa, observa una por una las prodigiosas cedillas hexagonales, de paredes fragilísimas y sin embargo elásticas. Le gustaría descubrir, por azar, la larva de alguna reina en ciernes, para clavarle de inmediato un alfiler.
Esa noche no será feliz ni infeliz. La vida se le ha convertido ahora en una sucesión de indiferencias. Quizás algún día, si vuelve a caminar, pase un mes o dos junto al mar y empiece a escribir la novela que desde hace tiempo lleva en la cabeza. Quiere contar la historia de un cantante de voz absoluta, capaz de alcanzar todos los registros, al que una madre satánica, asistida por una tribu de gatos callejeros, le cierra todos los caminos para ser quien es […]

Fragmento de: El Vuelo de la Reina.

martes, 12 de enero de 2010

GALACTIC LOVE



Girando y girando en mi corazón
donde el espacio es enorme y grande
Es mi galactic love la caricia que te conmueve,
Girando y girando estas tú por todo mi corazón
Galactic love una galaxia por explorar,
girando y girando en mi corazón
donde el espacio es enorme,
más grande que tu imagen misma;
es mi galactic love la caricia que te conmueve,
galactic love una galaxia por explorar
Ahora ven aquí y abrázame fuerte,
para que podamos girar y girar
por todo este inmenso galactic love,
e ir cada vez más lejos
en este intenso galactic love,
eternamente hasta que no haya fin.

J.R.C.S.

Colombia

La chica sin edad

No había pasado mucho tiempo desde que la conocí para cuando descubrí que ella no tenia edad, a decir verdad, las últimas semanas me rondaba la sensación de que por algo conocería a una chica sin edad, si me esfuerzo un poco más en recordar, mi memoria se aclara como saber que poco a poco el verano sigue su paso hacía el otoño, así recuerdo aquel día.
El sol se ocultaba lentamente, eran las 8:30 p.m. aproximadamente, entre nosotros la mesa del establecimiento donde nos encontrábamos y un par de helados, uno de chocolate y otro de zarzamora. Ella, que estaba sentada a mi lado, causaba que la gente que transitaba por la calle frente a nosotros, fuera cada vez más difícil de percibir, no podía darme cuenta del entorno, aquel lugar se desdibujaba a sí mismo en tiempo paralelo, deje de pensar en los demás para contemplar lo que mi mente pedía, pensaba en ella, en su mirada (aún teniéndola enfrente).
En la antigüedad la gente comentaba que existía un poder sobrenatural que se generaba cuando una persona pensaba en otra, un poder tan fuerte que era capaz de mover una isla, seguro que hubo tiempos donde aquello era real, incluso he llegado a creer que soy capaz experimentar tan extraño poder, por un momento creo que poseo la fuerza de aquellos hombres durmiendo en mi interior.
Despertó, en ese momento no sabía si en algún punto de la tierra una isla estuviera moviéndose, pero aquel poder del que hablaban en la antigüedad también era capaz de poder hacer desaparecer a la gente, de repente nos quedamos los dos solos, lo increíble es que no me sentía confuso, porque, en cierto sentido, eso me parecía más real que cualquier otra cosa, así que decidí dejarme llevar. Experimente por completo aquel poder antiguo, nadie nos observaba, nadie estaba alrededor, me sacudió una realidad cegadora, noté como un deseo de naturaleza desconocida brotaba desde lo más hondo de mi interior, me sentía como un niño y ella a mi lado jugaba como si supiéramos que nada más debía importar, tal vez dibujamos bigotes de chocolate o no dejábamos de reír, que más importaba. Al abrir los ojos por unos instantes tuve conciencia de existir, me di cuenta al tocarme con la mano derecha que mi labio estaba cubierto de chocolate, ella a su vez sonreía también cubierta de helado, miré a mi alrededor, la gente estaba allí de nuevo, seguían con sus vidas, mientras nosotros jugábamos con el resto del helado como si se tratara de deshacer el tiempo.
Abandonamos la heladería poco después de que el sol se ocultara, después decidimos irnos caminado a la fiesta que unos amigos habían organizado, esa misma noche, no muy lejos de allí. Mientras caminábamos sobre nosotros las estrellas parecían minutos parpadeantes de un enorme reloj en forma de cielo, lo era, lo que me recordó la hora y que tenía que buscar un teléfono público, ya que tenía que hablar a casa para avisar que esa noche después de que todo terminara, llegaría un poco más tarde de lo previsto, entres mis planes estaba pasar el mayor tiempo posible con ella, así que me ofrecí a llevarla a su casa después de la fiesta. Realicé la llamada sin ningún inconveniente. Teníamos tiempo de sobra hasta que ella tuviera que partir, así que decidimos seguir caminando, los carros que pasaban a nuestro lado parecían un hilo de agua continuo sobre la calle. Al llegar al cruce de las calles que nos conducían hasta la casa de la fiesta, se alzaba al una fuente recién remodelada en el centro del camellón, el alto del semáforo detuvo nuestros pasos, justo al lado de la misma, mientras esperábamos el siga del semáforo, el silencio mezclado con el sonido del agua y el paso de los carros me hizo pensar en el tiempo, en las horas que estábamos compartiendo, no quería que lo noche acabara.

- Sabes, me gustaría que no tuvieras edad -dije mientras mi vista buscaba la suya.
- Pues no la tengo -. Su voz sonó tan natural que al verla a los ojos, cuando encontré su mirada, me di cuenta de que no estaba mintiendo.
- ¿Y yo, tengo edad?
- Si tú quieres y piensas que es de esa forma, será de esa forma.

Aquella noche descubrí algo que los antiguos nunca supieron, un misterio que se encuentra más allá de mover islas o hacer desaparecer gente, cuando dos personas se piensan al mismo tiempo, piensan en la misma cosa, pueden causar que del tiempo permanezca en un recuerdo sin duración, esa noche conocí a la chica sin edad.

La fiesta esperaba, pero nosotros nunca llegamos, la noche dentro de la fuente nos condujo la isla que posaba ya sobre sus aguas.

"Samuel Aroche"
Guanatos, México

Un viaje

Abrázame fuerte
déjame abrazarte con fuerza
déjame ver en tus ojos
déjame estar contigo esta noche

las nubes como algodón en todo el cielo
tu mano en la mía
descanso acostado en el pasto
y me doy cuenta que no estás aquí

quiero que sepas que quisiera que el amor
que siento por ti no fuese
como el sol en las nubes reflejado
que poco dura y cenizas al rojo vivo parece

"Giac"
México, D.F.

viernes, 8 de enero de 2010

El cielo (parte 2)

De manera conveniente a solo unos metros de distancia se encontraba una gasolinera con un restaurante, muy parecido a los que el joven veía en las películas estadounidenses en las que los conductores de tráiler acostumbraban desayunar. El nombre del lugar era "El Cielo" probablemente debido a la cercanía con la población del mismo nombre, los pasajeros entraron al restaurante y el joven se limitó a entrar al baño a lavar su cara, notó un agradable aroma a zarzamoras mientras usaba el lavamanos, al salir del baño se dirigió hacia una mesa, en seguida se le acercó una mesera que le recibió con un "Buenos días, mi nombre es Martha" el joven no necesitó ver la carta ya que al entrar vio un pizarrón con el menú y los precios, le dijo "Buenos días Martha, ¿podrías traerme el desayuno?", la mesera le dijo "Te traeré lo mas rico del menú" y mientras sonreía caminó hacia la cocina tan rápido como el paso lento la pudo llevar.

El joven miró alrededor, sintió una tranquilidad enorme, solo al estar ahí notó que los colores del lugar combinaban con el camino de piedras de la entrada, que todos los empleados del restaurante bromeaban entre ellos mientras trabajaban, los asientos eran los mas cómodos que había conocido en su vida, la luz matinal se asomaba entre dos colinas que se encontraban en lo mas cercano al horizonte desde ese punto, los arreglos de cristal en las ventanas causaban un efecto de kaleidoscopio sobre la sala y al llegar al espejo de detrás de la barra inundaba la otra mitad de la sala con una cascada de colores que cambiaban al ritmo que el viento bailaba con los arreglos de cristal. El joven quería empezar a escribir un diario al bajar del camión pero la belleza del lugar le impidió recordar lo miserable que se había sentido horas antes cuando abordó el autobús sin dirección y sin compañía.

El joven deseó con todo su corazón quedarse ahí para siempre, que la lógica abandonara toda razón y que le permitiera permanecer en ese asiento por el resto de sus días, saboreando esa extraña felicidad que jamás había experimentado antes. Después de poco tiempo el conductor del autobús regresó, avisó a los pasajeros que ya podían retirarse, todos los pasajeros apresuraron el paso excepto por el joven, cuando se encontraba de nuevo en su asiento de autobús vio por la ventana como se alejaban de "El Cielo", alcanzó a notar los juegos de luz producidos por el efecto de los arreglos de cristal, miró a su alrededor y notó que en el autobús nada había cambiado, los demás pasajeros no notaron la belleza del lugar.



No percibieron la magia.



"gEEEERa"
Guadalajara, Jalisco, México.

jueves, 7 de enero de 2010

LA IRA

Había estado en pendiente, que las mujeres del pueblo empezaran con los adornos para la fiesta. Muy pocos de los adentrados en el campo, sentían alegría por el suceso. La hija de Chava, Sarita, tenía que unir lazos con un extranjero; extranjero botudo y de muy mala alma, decían las García, dos señoras que en puro chisme se les va la tarde; creerles no me costará.

Iba en tientas, el padrecito, a propagar las últimas para el arreglo del recinto. Una ceremonia que era pura, más pulcra (debía de notarse por los colores), pero he de ahí cuando de bruces al suelo se fue; cuando notó que la mismísima Sarita, se hallaba boca abajo, rodeada de un buen charco de sangre.

"Es que el botudo bien que no la quería, le hizo que la virgen pidiese de su ausencia en la tierra"
"Yo oí por ahí, que le dio un buen balazo, por que no quiso darle su flor antes de tiempo"
"Pa mí que el botudo sólo la quería pa distraerse, pues que se toma, matándonos a nuestra chiquita"

Todo era una cadena de chismes y de palabras cruentas, pero nadie daba razón. Apenas cuatro cuartos de hora, y el padrecito en sí volvió. Tirose de su Biblia y saliendo con rabia en los ojos (más graznidos un cuervo no puede dar), y el padre así grito:

"¡Ése pecador mundano, que profano el cuerpo de esta niña, encuéntrenlo o de Dios en manos de ustedes, caerá justicia, limpia y buena justicia!..."

Bien me cuentan, que llegando a lo que se suponía ser la nueva casa de la pareja, estaba con las puertas a medio guante, como si la hubieran dejado abierta por un buen rato. Hasta el viento ya la azotaba contra paredes, y las cortinas, estaban puestas, como si estuvieran durmiendo y de la luz del día no quisieran ver. A cuatro pasos de la entrada, el cuerpo tirado del botudo, como vil res atropellada, con un agujero en la panza y otros cuantos en la marrana. Pareciese que le quisieran sacar la sangre por hoyitos, ya casi casi por la cabeza, le salía la moronga.

"Que se nos adelantaron, y mataron a este pinche puerco"

Decían en bola los jefes, ya bien puestos con machetes en manos, y con harta sangre caliente hasta por los ojos.

"¡Hay que quemar esta pinche casa, pa que vean que si tenemos pantalones!"

Y ya ahí iban tres morenazos botijones, con las brazas pa quemar hierbas y aventarlas pa dentro, cuando el alma en seco les hizo vuelco, y al Chava encontraran muerto. Muerto bien muerto, por que la parte de abajo de la boca le faltaba, y un plomazo bien metido, entre los ojos del peregrino.

"Ay cabrón dios me socorra, que hay matanza en este pueblo"

Y así pasaron cinco rosarios, cuando en el sexto se apareció una muchachita. De esas que se ven bien comiditas, pero guapas guapas, hasta con rubor en las mejillas. Hasta pareciese que la hubieran hecho a mano. ¡Ay guey! Bonita la muchacha, hermano.

Pero cuando se dirige hacia la iglesia, volteando ella con desdén. Como si miedo le diera que la vieran, pero pues en el pueblo no hay así, ¿quién chingados no la iba a ver?

Postrandose en las puertas de la casa del señor,temblaban sus piernitas que descubiertas iban, pero no de frío, ya que es verano, chance y la niña, de las costas ha llegado. Pero fue bien raro, te cuento, por que entrando a los confesionarios, urgentemente habló de un muerto, y de otros dos que se le cruzaron.

Ya no supe más de ahí, puesto que se le mató solita al padrecito, ahí en el recintito de confesión, puesto que yo oí, ella, atacó vil y a traición. Era mujer del botudo, desde el otro lado había llegado. El botudo bien sabía, que estando casado, en otra muchacha se había fijado. Bien dicen por ahí, no te metas con mujeres malas, yo que sepa quedó ahí, pero las muertes quien no las paga.

Yo me voy ya pa'l arado, por que yo no quiero ver mujeres, ya parece que en este pueblo, puros maricones viviesen.

"Usuario"
Defeño, plutoniano.

El cielo (parte 1)

Una vez un joven viajaba en autobús, no sabía hacia donde se dirigía ni por qué viajaba, no es que tuviera dinero de sobra como para "tirarlo a la basura" en un viaje sin significado alguno, tampoco se trataba de una de esas situaciones donde el estrés citadino nos orilla hacia alguna válvula de escape (para algunos un viaje, para otros disparar desde el techo de un edificio); el joven viajaba sin razón y sin dinero hacia un lugar que ya conocía y que seguramente no le traería ninguna sorpresa.

Pasaron dos horas, durante esas horas leyó dos poemas que jamás pudo descifrar, visitó el baño dos veces, dibujó dos fantasmas y una carita feliz en el vidrio usando la condensación como lienzo y el dedo como pincel; salió de pesca de amistades usando su sonrisa como carnada y su mirada como caña pero nadie en el autobús le regresó la mirada. Notó que la gente a su alrededor si tenían a donde ir, si tenían dinero, tenían compañía y al parecer sí necesitaban una válvula de escape a su vida citadina, el joven imaginó como debía ser la vida de las personas que se encontraban en su campo visual, pensaba "este seguramente trabaja en oficinas, asciende apuñalando por la espalda a los demás" después decía "esa de allá seguramente trabaja como ingeniera en una empresa de computadoras y está harta de estar rodeada por nerds" y "esos de ahí son estudiantes y en cuanto bajen del autobús buscarán drogas".

El joven de repente sintió movimientos extraños en el camión, muy parecidos a la vez cuando tenía 7 años y subió a la rueda de la fortuna con su primo, y el juego mecánico sufrió un percance y tuvieron que estar más de 40 minutos en la parte más alta sin poder hacer nada más que esperar; el joven sonrió por la similitud de su reacción comparada a aquella vez y sintió un movimiento brusco de parar en seco, el chofer dijo "necesitamos gasolina y cambiar una llanta, pasajeros por favor bajen del autobús".

Continuará…
"gEEEERa"
Guadalajara, Jalisco, México.

Las Hormigas


Pero el cenicero puede ser en muchas partes –pensó- . Solo un montón de puchos a medio terminar, se dijo mientras dejaba caer la ceniza del cigarro en cualquier parte. En la habitación has construido muchos de ellos, como pequeños hormigueros regados por diez o quince pies a la redonda, bastiones de esas tus hormigas, las que hoy se retiraron a descansar.

Y no hay veneno…
Y no hay veneno…

¡Una, dos, tres cucharadas!
Cierras el tapón.
¡Que la máquina empiece a funcionar!

¿Habrán de morir todas ellas?
Hormigas fénix
Que de sus cenizas
De su exterminio
De:
¡La mano de Dios!
Escapado han.

Y te vendrán a buscar
Y te van a comer
Sabes bien que entraran por algún lugar
Traspasarán los poros de tu piel
Correrán a por la boca
Las fosas nasales.
Les sentirás por los oídos
Como un zumbido de marcha marcial
De los millones de ellas
Caminándote
Inevitablemente
Invadiéndote
Transportándose por las autopistas internas
Esas llamadas venas y arterias
Si, serán tú.

La noche era fría, según le informaron en esa llamada telefónica, pero la verdad es que de esas cosas ya no se enteraba, solo hasta que la muerte de las extremidades se lo recordaba, y le eran indiferentes esos estados que la gente llamaba “frío” o “calor”, ahora mismo se quitaba la playera como si el verano quemara su espalda. Un par de botellas de tinto chocaron al mover el pie derecho que se empezaba a entumir con el sopor de las horas tiradas en la inconsciencia de aquel sillón viejo y un nuevo montón de colillas apilándose a más, formando un nuevo montículo hormiguero, se hallaba a su derecha mientras otro pequeño volcancito nacía atrincherándolo cada vez mas.
Y así, la luz perdida de algún automóvil madrugador le reveló por un instante la escena de la que era parte, un frío le recorrió la espalda mientras reconocía con terror el sitio del que era víctima, pronto caería el asalto sobre él, una vez más habrían de invadirlo los millones de soldados himenópteros, una vez mas lo conquistarían y con un poco de suerte (para ellas, claro) le invadirían hasta quince años. Podía sentir ya su correr por desde sus adentros, conquistando poco a poco estratégicamente ese campo de batalla orgánico que a no ser por la conciencia era prácticamente indefenso. Ahora sabía bien lo que le habría de ocurrir, sabía lo que venía hacia él, sabía del poder de la Reina, sabía terminaría (como siempre) rindiéndose a ella, sabíase un obrero más de la colonia, dispuesto a proteger a su creadora (desde ahora ella era su creadora) y a dar la vida por ella, sí, sabía lo que haría, sabía que tomaría el teléfono y marcaría ese número fatídico y diría las palabras correctas, esas que la harían sonreír satisfecha, las que la guiarían hacia él, las que la harían llenar de huevecillos su carne que seguirían alimentando la producción de las obreras, y así hasta la conquista final, hasta que el hormiguero andante dejara de ser útil y un día domingo (no se sabía porque tal día) se desplomara con todo el peso de ellas (las hormigas). Las mismas que lo habían elevado a estatus de hogar, ellas de tanto correrle por sus adentros terminarían por tomarlo cual escarabajo hueco y le conducirían hacia ella, la Reina…

Marcó el número mientras miraba una fotografía y sentía todas esas patas subiendo desde sus pies, uno, dos tonos. Hola amor- dijo.


Carlos Neri
Mexicano radicando en Houston, Texas