jueves, 17 de diciembre de 2009

Las ventajas del manicure (parte1)

“Despierto, de pronto me encuentro inconsciente, mi cuerpo inmóvil mientras la bruja está viéndome con sus ojos rojos... ¿me convertirá en sapo?”.

Mínimo en los libros encuentro algo de emoción, ni me lo digas, ya se, mi vida es un fastidio. Yo me despierto a las 7:30, desayuno un licuado de plátano con leche, me peino la cabellera castaña, la enrollo en una dona, me cepillo los dientes que aún no logro blanquear y voy a la universidad. Mi repugnante escuela donde incluso el más pendejo del mundo puede dar clases. Un día, nos sorprendieron a todos los estudiantes del quinto semestre de literatura cuando nos dijeron que Misko, el gato de la facultad, nos iba a dar clases. Y no estoy hablando de las personas del servicio, las cuales la gente tiene por costumbre menospreciar, sino de un gato...de los que maúllan, toman leche, se lamen y juegan con bolas de estambre. Al principio lo creí una broma de mal gusto, las favoritas del coordinador de la carrera, pero resultó ser totalmente cierto. ¿Desde cuando Misko califica para maestro?, no hace nada, mueve la cola y se duerme. Ahora lo entiendo todo.
Con el transcurrir de los años, Misko se filtró de coordinador a director de la Facultad de Ciencias Humanas y Antropológicas. El director anterior (no recuerdo ni su nombre) entre las frases para la posteridad aportó el exquisito pensamiento de la globalización del Tigre Toño: “En estos tiempos hasta el Tigre Toño sufre de la globalización causada por el capitalismo liberal norteamericano”. Semejante bestia de hombre se necesita para no saber que Tony the Tiger es gringo, ¿no le ha visto la nariz azul y la bandita roja amarrada al cuello? Con todo esto, no era difícil ver a un gato dirigiendo nuestra institución académica. En las ceremonias de premiación los merecedores de diplomas debían dar la mano a los profesores y acariciar debidamente al gato hasta verlo voltearse patas arriba. La gente me tiraba a loca cuando les decía que el director de mi facultad me había mordido o me arañaba por no llevarle pescado y leche para comer el día del maestro. De tantos mimos Misko engordó hasta padecer obesidad, podrá parecer gracioso ver a un Maine coon de abdomen abultado echado en una silla de cuero, pero el no hacer sus caminatas enérgicas diarias llevó al director hasta la muerte. Yo estaba presente cuando le sucedió el acontecimiento funesto a la autoridad máxima, se le atoró un hueso de pollo en el pescuezo, mi compañero Álvaro y yo lo vimos caer al piso como trapo viejo...un gato que no cae de pie es un gato muerto.

Continuará...

Almandarina
Yucatán, México

2 comentarios:

  1. ¡Nooooo!
    A ver dime en que escuela estudiabas porque quiero un director como ese...
    jajajaja
    Y muy cierta la frase de que aquel que no cae de pie...
    ¡muy bueno el cuento!

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  2. no puedo decirte porque como no me he titulado aún, que tal si no me leen la tesis.
    Pero pues practicamente el cuento dice el lugar y si ubicas de donde soy podrás saberlo.

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