A veces siento que no pertenecemos a este curso de la vida, puedo oír voces formando un eco infinito que me recuerdan las dudas que siempre he tenido acerca de la evolución de mi destino. Se forma un legado en el que todos son culpables, incluyéndome. A veces quiero que el cielo se abra y extienda una mano que me tome y me muestre el camino. Designándome con esa mano divina el camino inconfundible que debo tomar. Una pelea infinita entre la novedad y lo antiguo sin tener nunca un claro ganador, se vuelve algo ambiguo. Me hace pensar si el curso de la vida cambiará en algún momento o si es tan sólo un mito, siempre esperando ese momento en el que todo se ponga de alguna forma y se vuelva palpable. Poco a poco me doy cuenta que ese instante no existe, sin intermisión vamos en zig-zag.
La colonia busca trascender, el individuo busca inmortalizarse pero la realidad dicta que el azar es rey.
En el tiempo actual todo lo queremos pronto, al instante.
Como humanidad debemos formar una nueva alianza a la que los retos o la cultura actual se vuelvan cosa del pasado. Formar cultura día tras día, filosofía propia al experimentar nuevas experiencias, dejarnos llevar por lo que de verdad importa, una alianza que nos lleve a nuevas carreteras formadas con honestidad, verdad y valor. Todos juntos, brincando todas las paredes que nosotros mismos hemos creado para diferenciarnos, dejar la corriente principal atrás, volvernos independientes, una independencia basada en luz, basada en materia con esencia, ideas hechas de deseos para bien. Abrazando nuestro desnudo pensamiento, usando nuestra imaginación que alguna vez tuvimos cuando éramos infantes. Una verdadera pelea entre lo que fue del tiempo pasado y lo que esta por venir.
Se dice de la persona de edad que tiene un conocimiento más amplio pero ese conocimiento sólo fue basado en experiencias, las que de verdad valen son las experiencias de los que se esfuerzan por tener más momentos que nos elevan como seres humanos, que nos dan un objetivo para vivir, una razón fuerte para morir.
Algunas cosas nunca tienen sentido, a veces no recuerdo nada. He tenido noches en las que simplemente me la paso con los ojos cerrados sin dormir, esas noches se vuelven semanas y siento como la locura acecha desde afuera, queriendo entrar. Al ver la línea recta sin ningún cambio real o evidente, dudo entre si dejarla pasar o mantenerla al margen. El margen se vuelve corto, fino, y cambiante. Probablemente el desorden de las cosas crea un orden más interesante, algo que nos haga despertar con ganas de vivir, no pensar que todo ya esta escrito o todo ya fue hecho por alguien más alguna vez. Darnos cuenta que somos profetas modernos o que nos toca hacer algo más de lo que pensamos que vinimos a hacer, no estamos aquí para perder el tiempo. Esa misión a la que la gente le cierra la puerta con mucha facilidad y llevan una vida de repetición y ¡OH, dulce PATRÓN! Por eso digo, vengan a mi todas esas dudas, todo ese desorden.
CONTINUARÁ...
"The Droog"
Mérida, Yucatán
Empiezo felicitando el año a diestro y siniestro. Y ya leeré las historias cuando se me pase la resaca.
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